Algunas personas creen que todos los que cometen suicidio irán automáticamente al infierno. Sin embargo, la Biblia nunca dice en blanco y negro que ese es el caso. La Biblia guarda silencio sobre este tema.
Los autores bíblicos, dirigidos por el Espíritu Santo, probablemente se abstuvieron de hacer declaraciones de corte absolutistas por una buena razón. Sin embargo, si alguien estuviera seguro de que una persona que se suicida va al cielo, estoy seguro que los suicidios fueran tantos que la raza humana nunca hubiera alcanzado los seis mil millones de personas.
El asesinato, como el suicidio o cualquier otro pecado, no es un pecado imperdonable. El único pecado imperdonable está clara y precisamente delineado por Cristo y se trata de la incredulidad o la negativa a recibir el trabajo renovador del Espíritu Santo, que es básicamente negarse a creer. En Marcos 16.16 y 3. 28-29 la Biblia nos dice:
"El que crea y sea bautizado, será salvo; pero el que no crea, será condenado... De cierto os digo que todos los pecados y las blasfemias, cualesquiera que sean, les serán perdonados a los hijos de los hombres; pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo, no tiene jamás perdón, sino que es reo de juicio eterno."
Todos los otros pecados pueden ser perdonados: Falsos testimonios, asesinatos, inmoralidades, robos, etc., sin embargo, cualquiera que esté contemplando el suicidio, aunque se sea un creyente nacido de nuevo, puede estar en peligro de ir al infierno, ya que su relación con el Señor no está intacta en ese momento. Aquellos que consideran el suicidio puede tener una relación con Cristo severamente afectada y por lo tanto, entraría en el infierno real - que es mucho peor que el infierno sentimental o emocional por el que se esté pasando en un momento determinado.
Es muy importante recordar que Dios juzgará a cada uno de nosotros individualmente, sopesando todos los factores de nuestras vidas, nuestras creencias y nuestras motivaciones. La vida de cada uno de nosotros es tan intrincada y compleja que solamente Dios nos puede juzgar con absoluta imparcialidad y objetividad. La verdad más importante de todo, es que cada uno de nosotros va a estar delante de Su trono y daremos cuenta de nuestras vidas. Si viviéramos en una relación íntima con Cristo, hubiera mucho menos pecado en la iglesia y en el mundo en estos momentos.
Si usted está pensando en el suicidio y está confiando en la gracia de Dios para llegar al cielo, por favor deténgase por un momento .... ¡la gracia de Dios no significa que tenemos una licencia libre de pecado!
Aquellos que voluntariamente pecan, después de conocer la gracia de Dios, están en peligro mucho mayor que los que saben menos. Aunque usted puede sentir que Dios está lejos de usted en este momento, él está mucho más cerca de lo que piensa.
Por favor, abra sus oídos y escuche la voz que ahora mismo le está diciendo cuán valiosa es su vida. Dios lo colocó en esta tierra y Él tiene un propósito para su vida que obviamente aún no ha sido cumplido. Tal vez porque usted mismo, con sus propias acciones, no está cooperando para que ese propósito se cumpla.
Dios le ama y también lo hacen muchas personas a su alrededor: Su madre, su padre, sus hermanos, sus hijos, su esposa, sus hermanos, sus vecinos, sus hermanos de la iglesia, etc. El único que le odia apacionadamente es el que en este momento le está incitando a que se suicide. El Diablo.
La Biblia dice que no hay tentación que Jesús no conozca porque el vivió en un cuerpo humano como el suyo y para Él no hay nada imposible. Él puede ayudarle a sobrepasar esta situación - no importa qué tan insoportable pueda parecer- para su gloria y para el bien de su propia vida.
La depresión viene a su vida a menudo debido a la ira, la soledad, el abandono, el vacío existencial, y una multitud de otras emociones que se han vuelto hacia adentro y usted siente que se le viene el mundo encima.
Si su problema está relacionado con la ira, el resentimiento, la amargura, el rencor, la frustración, los celos, la desesperanza, desesperación, miedo, venganza y / o auto-compasión en su corazón, usted puede dar una vuelta de 180 grados ahora mismo y poner las cosas en manos de Dios y comenzar a recibir el derecho de la sanidad espiritual... ¡Ahora mismo!
Nadie puede superar estas cosas por sí mismo. Usted necesita ayuda y Dios está ahí, justo a su lado y en su corazón, consciente y alerta de todos sus dolores y pesares. Todos necesitamos el poder de Dios para librarnos del camino del pecado y la falta de esperanza. Es por eso que la Biblia nos dice que debemos ser "transformados por la renovación de nuestra mente" en Romanos 12:2.
El Espíritu Santo es el único que nos puede ayudar a librarnos de la basura que el enemigo de nuestras almas nos tira encima (y por qué no, basura que nosotros mismos creamos y ahora nos pesan), pero este no es el momento de buscar culpables, sino que este es el momento de ser sanado de estas emociones que le agobian.
¿Le gustaría que le ayude a orar? ¿Le gustaría que le acompañe en este momento de debilidad y junto a usted oremos a Dios?
He escrito una oración abajo y le recomiendo que no sólo la lea en su mente, ¡sino que la lea en voz alta!"Padre, en el nombre de Jesús, vengo ante ti, confesando mi necesidad de ti, y pidiendo a gritos desde el fondo de mi corazón que me ayudes. Señor, tú has dicho que estarás cerca de aquellos cuyos corazones se están rompiendo y que darás gracia a los humildes... ahora me humillo ante ti ... confieso cualquier orgullo o auto-justificación que he escondido o albergado en mi corazón, y me presento ante ti como soy realmente: débil e indefenso y desesperado. Sé que no hay otra Roca que no seas Tú y me dirijo a ti con todo mi corazón. Padre, ¡perdona mis pecados! Abro mi vida para recibir tu limpieza, tu sanidad, tu perdón, tu esperanza y el amor inmenso que tienes por mí. Recibo tu amor como un río que lava mis emociones. Sé que en tu río hay vida, y confieso que cada lugar de mi vida que Tú toques revivirá. Echo ante ti todas mis penas, mis decepciones, mis dolores, mis temores.... Te creo cuando dices que tienes buenos pensamientos acerca de mí, y que tus planes para mí son de éxito y no de muerte. Recibo lo que Jesús hizo en la cruz por mi. Él murió para que yo no tenga que morir. Él sufrió para que yo no tenga que sufrir. Gracias por soportar todas mis debilidades y enfermedades en la cruz, y la sanidad de mi espíritu, alma y cuerpo. Confieso a Jesús como mi Salvador. Satanás, cierro todas las puertas que he abierto para que entres en mi vida y yo renuncio a todas las actividades que he compartido contigo. En el nombre de Jesús, me someto a Dios. Me resisto a ti y te ordeno que huyas de mí, como está escrito en Santiago 4:7. Has sido derrotado por el poder de la sangre de Jesús - y con la autoridad que ahora tengo por ser hijo de Dios, te ordeno que me dejes en el nombre de Jesús!"
Sin esperar ni un día, busque una iglesia evangélica dónde congregarse y Dios le llevará de la mano todos los días de su vida.
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