Los contrabandistas beduinos del Sinaí se dedican al tráfico de africanos y al robo de sus órganos. La corrupta policía egipcia ha oído rumores, pero “desconoce” quienes pueden estar involucrados en el lucrativo comercio de carne humana.
Etíopes, eritreos y sudaneses que quieren entrar en Israel, deben pagar a los nativos de la tribu sawarta astronómicas cantidades de dinero que, por regla general, se ven incapaces de satisfacer, por lo que son esclavizados y torturados hasta que sus familias puedan pagar el tributo requerido. Pero como los allegados no pueden redimir a sus cautivos por carecer de recursos, los beduinos anestesian a sus víctimas insolventes, les extraen los órganos y abandonan sus cadáveres en el desierto. En el caso de las mujeres el asesinato es precedido de tortura, esclavitud y violación.
La información sobre este siniestro comercio ha sido dada a conocer por The New Generation Foundation for Human Rights, organización que ha aportado abundantes pruebas y documentación sobre el caso, como fotografías, informes forenses y declaraciones de testigos.
Según la O.N.G, los beduinos eligen a los negros más saludables, después llaman con un móvil de última generación a un médico de El Cairo que se persona con una unidad móvil en el lugar convenido y, finalmente, se extraen los órganos de la víctima cuyo cuerpo, repleto de costurones, es lanzado a una fosa común donde yacen centenares de cadáveres, o dejado secar al tórrido sol del Sinaí.La mayor parte de los africanos descuartizados son cristianos, por lo surgen dudas sobre si estos órganos pueden recibir la “garantía halal”, esto es, el certificado permite el consumo de un producto a los musulmanes.
Los beduinos venden en el mercado nacional o exportan, según la demanda, pulmones, riñones e hígados por 20.000 dólares la unidad; pero también las córneas son un “producto” muy apreciado en el mercado de compra-venta de vísceras humanas.
La “transacción” criminal de órganos genera ingentes beneficios y constituye uno de los negocios ilegales más florecientes del mundo. Sin embargo, los beduinos no son los únicos tratantes musulmanes de vísceras, puesto que los narco-terroristas kosovares, dueños de un país ajeno gracias a las bombas “humanitarias” de la OTAN, también se han lucrado durante demasiado tiempo con la venta de órganos procedentes de cristianos serbios.
La policía egipcia, la misma que tortura y asesina a los cristianos coptos, la misma que participa en el secuestro de jóvenes cristianas, la misma que da protección a los criminales que saquean iglesias, comercios y hogares de cristianos, sólo ha oído rumores … sobre cierta industria muy lucrativa en la que “trabajan” sus “paisas” del Sinaí. Sorprendentemente, la corrupta institución afirma desconocer qué delincuentes están actuando cerca de la frontera con Israel , aunque desde hace años la prensa internacional ha venido denunciando un despiadado y cruel tráfico ilegal de personas en la zona que, por otro lado, no es inabarcable.
Tal vez, como indican algunas fuentes, los beduinos del Sinaí depositan periódicamente puñaditos de piastras en los bolsillos de los agentes de la autoridad, por lo que la afamada ineficacia de la policía del país sería únicamente aparente.
Etíopes, eritreos y sudaneses que quieren entrar en Israel, deben pagar a los nativos de la tribu sawarta astronómicas cantidades de dinero que, por regla general, se ven incapaces de satisfacer, por lo que son esclavizados y torturados hasta que sus familias puedan pagar el tributo requerido. Pero como los allegados no pueden redimir a sus cautivos por carecer de recursos, los beduinos anestesian a sus víctimas insolventes, les extraen los órganos y abandonan sus cadáveres en el desierto. En el caso de las mujeres el asesinato es precedido de tortura, esclavitud y violación.
La información sobre este siniestro comercio ha sido dada a conocer por The New Generation Foundation for Human Rights, organización que ha aportado abundantes pruebas y documentación sobre el caso, como fotografías, informes forenses y declaraciones de testigos.
Según la O.N.G, los beduinos eligen a los negros más saludables, después llaman con un móvil de última generación a un médico de El Cairo que se persona con una unidad móvil en el lugar convenido y, finalmente, se extraen los órganos de la víctima cuyo cuerpo, repleto de costurones, es lanzado a una fosa común donde yacen centenares de cadáveres, o dejado secar al tórrido sol del Sinaí.La mayor parte de los africanos descuartizados son cristianos, por lo surgen dudas sobre si estos órganos pueden recibir la “garantía halal”, esto es, el certificado permite el consumo de un producto a los musulmanes.
Los beduinos venden en el mercado nacional o exportan, según la demanda, pulmones, riñones e hígados por 20.000 dólares la unidad; pero también las córneas son un “producto” muy apreciado en el mercado de compra-venta de vísceras humanas.
La “transacción” criminal de órganos genera ingentes beneficios y constituye uno de los negocios ilegales más florecientes del mundo. Sin embargo, los beduinos no son los únicos tratantes musulmanes de vísceras, puesto que los narco-terroristas kosovares, dueños de un país ajeno gracias a las bombas “humanitarias” de la OTAN, también se han lucrado durante demasiado tiempo con la venta de órganos procedentes de cristianos serbios.
La policía egipcia, la misma que tortura y asesina a los cristianos coptos, la misma que participa en el secuestro de jóvenes cristianas, la misma que da protección a los criminales que saquean iglesias, comercios y hogares de cristianos, sólo ha oído rumores … sobre cierta industria muy lucrativa en la que “trabajan” sus “paisas” del Sinaí. Sorprendentemente, la corrupta institución afirma desconocer qué delincuentes están actuando cerca de la frontera con Israel , aunque desde hace años la prensa internacional ha venido denunciando un despiadado y cruel tráfico ilegal de personas en la zona que, por otro lado, no es inabarcable.
Tal vez, como indican algunas fuentes, los beduinos del Sinaí depositan periódicamente puñaditos de piastras en los bolsillos de los agentes de la autoridad, por lo que la afamada ineficacia de la policía del país sería únicamente aparente.
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